La correa (traílla) es un implemento esencial para todo amante de los perros, ya que impide que se mueva impredeciblemente durante los paseos, previniendo de esta forma atropellos, accidentes o conflictos con personas u otros animales. En este sentido, nuestra recomendación es que nunca esté suelto mientras camina por la calle, ya que además es una obligación legal.
El problema es que esta herramienta puede ser también muy frustrante para nuestros queridos amigos, ya que no permite que se muevan libremente por donde quieran. Por este motivo, algunos se resistirán furiosamente a estar amarrados o insistirán en acercarse a toda velocidad hacia aquel árbol que huele tan bien, olvidando que hay un humano al otro extremo de la correa.
Enseñarles, por lo tanto, a caminar tranquilamente sin tirar, ahorcarse o resistirse, es esencial para lograr paseos tranquilos que puedan ser disfrutados por toda la familia.
Antes de empezar
Lo primero es contar con las herramientas adecuadas, es decir, un collar ajustable que sea del tamaño correcto y una buena correa del largo adecuado para que se distribuyan bien las fuerzas. Durante la etapa de entrenamiento, no es aconsejable el uso de arneses, ya que dificultan la enseñanza y promueve aún más el indeseado tirón.
Junto a esto, es esencial contar con golosinas apropiadas (y saludables) a mano para premiar al perro y un clicker si es que ya se acostumbró a usarlo.
Los primeros paseos de entrenamiento deben ser cortos y enfocados en el refuerzo positivo, intentando que se mantenga a un solo lado para que se acostumbre a ello. Es importante que el lugar por donde circulen sea apropiado y ayude al entrenamiento, es decir, no genere demasiada ansiedad o temor en el perro.
Elimina los tirones
Caminen juntos
Además de no tirar, un perro necesita permanecer a tu lado (el izquierdo es el oficial en competencias y centros de entrenamiento). Si el tuyo ese de esos que se cruza de lado a lado haciéndote tropezar, sigue los siguientes pasos.