Cuando un recién nacido llega al hogar, cambia toda la rutina de la familia. Esto, aunque no lo creas, también es percibido por tu mascota. Por eso es importante cómo le presentamos al bebe. Según la Fundación Affinity, es "conveniente seguir un proceso de adaptación tanto en los meses previos al nacimiento como en los posteriores".

Durante el periodo anterior se debe entrenar al perro para seguir instrucciones, para que de esta manera las ejecute cuando ya esté el bebe. Si esto no se logra, se recomienda ver la opción de asistir a algún curso o asesorarse con un entrenador capacitado. En esos días previos hay que evitar que se suba a muebles del menor para que no se acostumbre a hacerlo.

Una de las principales preocupaciones es la seguridad y salud del nuevo integrante de la familia. Lo primero es asegurarse que tu mascota tenga todas sus vacunas y controles al día. Además, no hay que dejarla nunca sola con el bebe. Siempre debe haber supervisión de un adulto.


Otros aspectos que son necesarios tener en cuenta:

• Llevar al veterinario al perro para que le limen las uñas, para que en caso que acerque sus patas al niño o niña no lo rasguñe.
• Lo más probable es que el perro se acerque al pequeño con curiosidad, debemos permitir que lo investigue, teniendo eso sí cuidado que no lo dañe sin querer.
• No castigarlo si se acerca al bebe, para que no lo asocie con algo negativo.
• Si se aproxima de manera correcta, premiarlo con caricias para que sepa que eso es lo adecuado.
• Es importante no forzar la relación del perro con el menor. Esta debe ser gradual.
• Es probable que la llegada del recién nacido acapare toda la atención de los padres y esto puede provocar que el perro piense que cuando está el niño o niña, a él no le prestan atención. Por este motivo, lo ideal es que cuando se esté con el bebe también se le ponga atención a la mascota, así ésta relacionará la presencia del niño como algo agradable.
• Es vital enseñar al menor a tratar a su mascota. Cuando son pequeños pueden pensar que es un peluche que se mueve y no tienen conciencia del dolor que pueden sentir. Hay que mostrarle cómo acariciarlo. No hay que asustarse si el perro lo lame, porque si está con sus controles al día no ocurrirá nada. También es necesario indicarle qué zonas del perro no conviene que toque.